En segundo lugar, también encoge por la particular estructura de sus fibras: cada una de ellas está cubierta por escamas microscópicas que se sobreponen y, cuando se calientan o agitan, estas se rizan y se cierran. Esto es precisamente lo que sucede dentro de una lavadora y, una vez que se ha encogido, resulta imposible separar las fibras y devolver la prenda a su forma original sin causar un daño grave.
Aunque en la actualidad existen recubrimientos de plástico que cubren estas escamas y evitan que se enreden, espesen y encojan, incluso estas prendas requieren de cuidados especiales para su limpieza.
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