El principal culpable del mal olor que desprende el ajo es un potente fungicida y bactericida - de ahí, por otro lado, sus virtudes salutíferas - llamado alicina. Este compuesto es inestable y da lugar a numerosas sustancias que contienen azufre. La ingestión de alicina provoca así mismo en nuestro cuerpo la producción de un gas incoloro de olor parecido al repollo podrido liberado por la materia en descomposición y por la materia fecal de animales.
Las verdaderas respuestas insólitas, pero indiscutibles sobre el mundo.
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