Realmente, nos sorprende el giro porque solemos pensar que los movimientos son propios de animales. Y ahí es donde nos equivocamos: las plantas no pueden desplazarse, pero sí que pueden moverse. Que se vea tan claro en el girasol es debido a su tamaño y sus necesidades de luz solar. La orientación de sus flores hacia el sol se debe al crecimiento diferencial del tallo. En el lado opuesto a la fuente luminosa se acumula una hormona reguladora del crecimiento vegetal, llamada auxina, que hace que esta parte crezca más rápidamente que la soleada, lo que inclina el tallo hacia el sol. Así, recibe la mayor cantidad de luz posible para realizar la fotosíntesis. Pero esta característica se da solo en las primeras fases de su crecimiento. Al final de esta etapa, el girasol queda inmóvil mirando hacia el este.
Las verdaderas respuestas insólitas, pero indiscutibles sobre el mundo.
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