Por supuesto, no es el mar lo que suena ahí dentro. Pero hay que reconocer que ambos sonidos se parecen bastante. ¿A qué es debido? Pues a que, en cierto modo, se trata del mismo sonido: el llamado ruido blanco. En efecto, del mismo modo que existe la luz blanca como mezcla de todos los colores, también existe el ruido blanco como mezcla de todos los sonidos. Cuando oímos el ruido blanco - ¡el sonido del mar! - en el interior de un objeto semicerrado, como una caracola, es porque han sucedido dos fenómenos acústicos: la resonancia y la reverberación. Así pues, en primer lugar las ondas del sonido ambiente resuenan, es decir, se reflejan y reflejan y unas se suman a otras; y en segundo lugar las ondas del sonido reverberan, es decir, las ondas reflejadas llegan al oyente antes de que se halla extinguido la onda directa de la que proceden. Así se amplifica el ruido blanco, que de otro modo no percibiríamos.
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