La culpa de esto la tiene la iluminación difusa que hay normalmente en días nublados o en interiores, que hace que tengamos las pupilas dilatadas para aprovechar mejor la poca luz. Cuando se hace una foto con flash, y la luz de este se realiza a una distancia relativamente corta de la persona, las luz del flash ilumina la parte interna de los ojos y proyecta el color rojo de los vasos sanguíneos que irrigan en la retina. Para evitarlo, tendremos que colocar el flash a varios metros de la cámara, mejorar la iluminación o usar un flash parpadeante que haga que el tamaño de la pupila se ajuste antes de la foto.
Las verdaderas respuestas insólitas, pero indiscutibles sobre el mundo.
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