Durante siglos, en todas partes del mundo, fueran a pie, en carro o a caballo, los viajeros solían marchar por la izquierda del camino. El sentido de esta circulación lo había determinado el vehículo utilizado: el caballo. La gran mayoría llevaba espada y el arma se solía sostener con la mano derecha (cerca de un 90% de la gente es diestra), y porque la espada pendía de su lado izquierdo, lo que impedía montar a caballo por el lado derecho. Esto, que ya era una costumbre asentada, se convirtió en norma expresa a mediados del siglo XIII cuando el papa Bonifacio VIII, el que dijo que "Todos los caminos conducen a Roma", dictó un edicto por el que todos los peregrinos que acudían a la Ciudad Eterna debían marchar por la izquierda. Durante más de cuatro siglos se mantuvo esta costumbre, hasta llegar a los días de las carretas y carruajes tirados por caballos. Las cosas cambiaron a fines del siglo XVIII, cuando los granjeros comenzaron a usar carros de carga tirados por varios ca
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