Las cejas son, en esencia, un elemento protector que sirve de barrera a la entrada de cuerpos extraños en los ojos - por ello sus cabellos son mucho más gruesos que los que crecen en la cabeza - y que contribuye a mejorar la visión, pues desvían el sudor o el agua de la cara e impedir que empañen la vista o que irriten el globo ocular con su particular composición.
Para el ser humano existe sin embargo otra función que, si bien no es el original, es mucho más relevante que la biológica: las cejas ayudan a expresar las emociones. Según las coloquemos podemos expresar sorpresa, disgusto, altivez, enfado, interés, escepticismo... Los movimientos de las cejas, en combinación con las pautas de arrugas que aparecen en la frente, tienen un papel muy destacado en la comunicación no verbal entre humanos.
Para el ser humano existe sin embargo otra función que, si bien no es el original, es mucho más relevante que la biológica: las cejas ayudan a expresar las emociones. Según las coloquemos podemos expresar sorpresa, disgusto, altivez, enfado, interés, escepticismo... Los movimientos de las cejas, en combinación con las pautas de arrugas que aparecen en la frente, tienen un papel muy destacado en la comunicación no verbal entre humanos.
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