Durante siglos, en todas partes del mundo, fueran a pie, en carro o a caballo, los viajeros solían marchar por la izquierda del camino. El sentido de esta circulación lo había determinado el vehículo utilizado: el caballo. La gran mayoría llevaba espada y el arma se solía sostener con la mano derecha (cerca de un 90% de la gente es diestra), y porque la espada pendía de su lado izquierdo, lo que impedía montar a caballo por el lado derecho. Esto, que ya era una costumbre asentada, se convirtió en norma expresa a mediados del siglo XIII cuando el papa Bonifacio VIII, el que dijo que "Todos los caminos conducen a Roma", dictó un edicto por el que todos los peregrinos que acudían a la Ciudad Eterna debían marchar por la izquierda. Durante más de cuatro siglos se mantuvo esta costumbre, hasta llegar a los días de las carretas y carruajes tirados por caballos.
Las cosas cambiaron a fines del siglo XVIII, cuando los granjeros comenzaron a usar carros de carga tirados por varios caballos, sentándose ellos en el último caballo a la izquierda para poder usar el látigo. A estos jinetes les resultaba más fácil ver los carruajes que circulaban en el mismo sentido si circulaban por la derecha. La circulación, por añadidura, había aumentado notablemente por aquel entonces, y dado que los nobles se apropiaban del lado izquierdo, el pueblo llano había acabado por acostumbrarse a viajar por la derecha, precisamente para evitar conflictos con los caballeros.
Pero entonces llegaron los tiempos revolucionarios y todo cambió. Se quiso acabar con una norma que había sido decretada por un Papa y eso dio empuje al tránsito por la derecha.
Francia y Dinamarca se convirtieron en los primeros países en dictar una ley, entre 1793 y 1794, que estableció la obligatoriedad de transitar por la derecha. Y poco después, Napoleón se encargaría de expandir esta tendencia por Europa.
Si en Gran Bretaña las cosas siguieron como siempre fue por dos motivos. Lo cierto es que este país era el que más a resguardo estaba de la influencia revolucionaria francesa. Pero vino a sumarse un hecho que resultó siendo determinante: otra vez el diseño de un vehículo. Se trataba de una carreta tirada con dos caballos, con asiento para el cochero, quien se situaba naturalmente a la derecha del asiento para no molestar a un posible pasajero al blandir el látigo, manejado con la mano derecha. El éxito de estos vehículos reforzó la tradición de los británicos de circular por la izquierda de la calzada. El resto de países que se mantuvieron fieles a la izquierda fue por la influencia del imperio británico.
Las cosas cambiaron a fines del siglo XVIII, cuando los granjeros comenzaron a usar carros de carga tirados por varios caballos, sentándose ellos en el último caballo a la izquierda para poder usar el látigo. A estos jinetes les resultaba más fácil ver los carruajes que circulaban en el mismo sentido si circulaban por la derecha. La circulación, por añadidura, había aumentado notablemente por aquel entonces, y dado que los nobles se apropiaban del lado izquierdo, el pueblo llano había acabado por acostumbrarse a viajar por la derecha, precisamente para evitar conflictos con los caballeros.
Pero entonces llegaron los tiempos revolucionarios y todo cambió. Se quiso acabar con una norma que había sido decretada por un Papa y eso dio empuje al tránsito por la derecha.
Francia y Dinamarca se convirtieron en los primeros países en dictar una ley, entre 1793 y 1794, que estableció la obligatoriedad de transitar por la derecha. Y poco después, Napoleón se encargaría de expandir esta tendencia por Europa.
Si en Gran Bretaña las cosas siguieron como siempre fue por dos motivos. Lo cierto es que este país era el que más a resguardo estaba de la influencia revolucionaria francesa. Pero vino a sumarse un hecho que resultó siendo determinante: otra vez el diseño de un vehículo. Se trataba de una carreta tirada con dos caballos, con asiento para el cochero, quien se situaba naturalmente a la derecha del asiento para no molestar a un posible pasajero al blandir el látigo, manejado con la mano derecha. El éxito de estos vehículos reforzó la tradición de los británicos de circular por la izquierda de la calzada. El resto de países que se mantuvieron fieles a la izquierda fue por la influencia del imperio británico.
Comentarios
Publicar un comentario