Es lógico, pues la importante cantidad de anhídrido carbónico que se produce eleva la presión en el interior de la botella hasta unas seis atmósferas, que quintuplica la de la atmósfera normal. Estaba claro que las botellas debían tener un diseño especial para soportar esta presión.
El problema de los tapones se resolvió con el uso del corcho. Y para evitar el estallido se ideó la base de las botellas cóncava (cuya base no es plana, sino que se pliega hacia dentro formando un cono achatado).
La razón es una ley física: la base cónica amplía la superficie de contacto, lo que disminuye la presión sobre las paredes y la base de la botella, y por lo tanto proporciona una mayor resistencia.
El problema de los tapones se resolvió con el uso del corcho. Y para evitar el estallido se ideó la base de las botellas cóncava (cuya base no es plana, sino que se pliega hacia dentro formando un cono achatado).
La razón es una ley física: la base cónica amplía la superficie de contacto, lo que disminuye la presión sobre las paredes y la base de la botella, y por lo tanto proporciona una mayor resistencia.
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