En 1947 se logró romper la mítica "barrera" (1195 km/h), que hasta entonces era impensable. Al llegar a esa velocidad del sonido los aparatos empezaban a agitarse con violencia y los mandos se tornaban ingobernables.
La "barrera" del sonido persiste, sin embargo, debajo del agua. Superarla hoy por hoy resulta una hazaña impracticable. La razón es doble. Primero, el sonido viaja mucho más deprisa en el agua debido a que las ondas sonoras se transmiten mejor gracias a las vibraciones de sus partículas - en la atmósfera 340m/s, en el mar 1.500 m/s -. Y segundo, en el agua es mucho más difícil alcanzar velocidad.
La "barrera" del sonido persiste, sin embargo, debajo del agua. Superarla hoy por hoy resulta una hazaña impracticable. La razón es doble. Primero, el sonido viaja mucho más deprisa en el agua debido a que las ondas sonoras se transmiten mejor gracias a las vibraciones de sus partículas - en la atmósfera 340m/s, en el mar 1.500 m/s -. Y segundo, en el agua es mucho más difícil alcanzar velocidad.
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